Una carta a mí mismo, el de hace 35 años

Gustavo Dominguez, CIO de Adcap, aceptó escribir una carta para sí mismo, pero al de 35 años atrás.
El resultado es un escrito que reúne una serie de consejos, tanto de vida como profesionales.


Gustavo Dominguez¿Por dónde comenzar? En casa, nadie había llegado ni a la Escuela Secundaria, y yo terminé con un Doctorado en Economía y con una carrera de más de 30 años en finanzas globales en Wall Street, donde estuve a cargo de negocios de banca de inversión e inversiones de portafolio en cuatro continentes, cubriendo mercados tanto desarrollados como emergentes.

Y a esta altura, llego a una conclusión: mucho de lo que logré en lo profesional y en lo material, no lo supe valorar; no lo cuidé. Se estancó, o lo perdí. Pero, a cambio, viví libre e intensamente.

¿Podría haber llegado hasta aquí con una mejor combinación? Quizas, estos consejos me podrían haber ayudado:

Hacé que la excelencia en todo lo que emprendas sea tu objetivo número uno. Si te comportás guiado por la excelencia, tendrás como resultado inexorable éxito material, pero sobre todo y más importante, realización profesional y personal.

Concentrate en lo posible más que en un ideal deseable. Vas a escuchar muchas veces la frase “No hay nada que no puedas lograr”, de varias fuentes, algunas más sabias que otras. No es verdad: lo primordial es encuadrar a dónde querés ir, pensar si podés ser lo que querés ser, y encontrar la realización. Poné energía en lo posible más que en lo deseable.

Elegir las batallas a pelear y cuáles dejar pasar es la clave. Lo ideal es vivir atento constantemente a lo que pasa por delante tuyo; no quedarte dormido en el volante. Así, cuando hay una buena oportunidad, no dudás en tomarla, y no se te pasa nada.

Preparate para lo bueno y lo malo. Los buenos y malos resultados, así como los buenos y malos ciclos, son útiles y necesarios. Si solo existe crecimiento y acumulación, el resultado es monstruoso y exagerado. Los malos ciclos te renuevan: aprendé de ellos tanto como aprendés de los buenos.

Negar la realidad es un fracaso. Aceptar un fracaso no es darse por vencido; lo sabio es saber diferenciar. El verdadero fracaso, muchas veces, es negar una realidad, sobre todo en términos de mercado.

Si encontrás un mentor, sos un privilegiado. Un mentor cataliza tu carrera, abre puertas, da crédito a tus logros , y te da libertad para hacer y crecer; no te usa para sus logros personales.

Emulá a otros que admires, pero no los copies. No robes ideas; moldealas y mejoralas.

La humildad intelectual es imprescindible. Buscá aprender algo todos los días: la humildad intelectual es un recurso muy escaso, especialmente en el sector financiero. Pero hay que tenerla y mantenerla activa, siempre. Nunca pierdas la pasión por aprender, nunca dejes de ‘ir a la escuela’; seguí estudiando para siempre.

Confía en tus instintos. No tengas temor de cambiar de rumbo cuando sientas que alguien te está tapando. Uno tiene que confiar en sus propios instintos. En ciertos momentos, vas a necesitar que alguien te impulse, que alguien de crédito por tus logros, pero también que te de libertad para hacer y crecer.

No pierdas de vista la importancia de tu vida personal. No sacrifiques nunca el equilibrio entre el trabajo y el resto de tu vida. Si lo hacés, solo vas a acumular más riqueza material, pero también tendrás mucha pobreza a nivel espiritual y emocional.